La ruta parte del pueblo cabraliego de La Molina, para remontar el Río Casaño hasta el Puente Llamero, donde se abandona el río para subir hasta el Collado Lincos y enganchar la pista que sube desde Demués, y que usamos para llegar al Cantón de Texeu. Desde aquí se toma por la Vega Las Mantegas, cogiendo al poco el GR-202, que igualmente al poco se abandona, para acceder a las majadas de Brañarredonda y Espines. Posteriormente accederemos a las de Campliengo y ganaremos La Veyuga. Desde esta última comenzamos el descenso hacia La Molina de nuevo, bordeando Peña Ruana hacia el Cueto Las Colladas, y bajando a la majada de Redondiella, desde donde buscamos el zigzagueante sendero que nos baja a la cabaña de Coterón, y posteriormente, entre el Cueto Pando y las cabañas de Tamañán, de nuevo al Río Casaño y de vuelta al pueblo. En total, algo más de 20 kilómetros, con 1400 metros de desnivel, que se resuelven sin mucha prisa y con alguna parada, en 8 horas.
La ruta es una variante de la hecha por el Webmaster y Angel, de La Molina-Peña Ruana-Canton del Texeu-Valle Llamero-Río Casaño-La Molina (
http://goo.gl/bYsyJY ), sin subir a Peña Ruana, ya que estaba ocupada por la niebla. En vez de ello se busca la bajada por la riega que va de La Veyuga a una majada que hay debajo (llamada Brañarredonda, pero no la pasada antes de ir a Espines) hasta que se encuentra un sendero que nos lleva hacia el Cueto de Las Colladas.
Partimos La Molina, donde la carretera de acceso acaba abruptamente y no es muy fácil encontrar aparcamiento...
...y avanzamos por el pueblo, dejando una fuente donde cargar agua a nuestra izquierda, para ir haciéndonos a la derecha y perdiendo un poco de altura, hasta encontrar una señal en varios lenguajes que nos indica cómo llegar al río.
Así accedemos a un caminillo que pierde altura por entre el bosque...
...y que en ciertos puntos hasta está empedrado, para pasar un bebedero, y justo después se nos junta un sendero por la izquierda que viene de otro bebedero a unos metros a esa mano.
Así llegamos al Puente Pompedro, que salva el corto pero profundo tajo del Río Casaño, y nos hacemos a la derecha para cruzar otro pequeño puente sin nombre al cabo de pocos metros...
...y disfrutar del sendero que avanza por la ribera del río, con bonitas arboledas de ribera (especialmente los abundantes castaños, algunos con curripas para recoger castañas).
Así llegamos al otro puente, con barandillas rojas, que nos cruza a la otra mano del río, y a cuyo lado observamos una marca roja, que nos encontraremos a lo largo del ascenso por el cauce.
Una vez cruzado, nos encontramos con las cabañas de Escobio...
...y continuamos remontando el río...
...hasta encontrarnos con otro puente, que es el de Los Mineros.
Toca ahora avanzar por la otra mano, siguiendo el claro sendero, donde encontramos eventuales marcas rojas...
...hasta una zona donde los helechos y zarzas incomodan bastante el paso.
Una vez ganado, el camino gana en altura para evitar un trozo más angosto del cauce...
...al que nos devuelve en una zona semiocupada por el agua, con mucha roca oculta entre la hierba, donde además se juntan cursos de agua poco evidentes por la izquierda.
Superamos la zona y volvemos a otro sendero por el borde del río, menos amplio que el ya caminado, pero cada vez más bonito...
...para de nuevo ganar altura repecto al cauce, esta vez por una zona de bosque, algo más complicada por lo resbaladizo del sendero y las abundantes ramas y troncos caídos.
Con paciencia, se supera la zona, y nos llegamos al último puente, el de Llamero, donde nos despedimos de las marcas rojas, que parecen continuar por la izquierda.
Cruzado el puente Llamero, comenzamos una subida a cañón por la pendiente, mezcla de hierba y tierra que puede llegar a ser muy resbaladiza...
...y que al rato deja paso a una zona con arbolado espaciado, por donde avanzamos más cómodos, y con abundantes hitos.
Después de un rato ganando altura, salimos a una zona despejada, con arbusto bajo, desde donde vemos al fondo el Collado Lincos...
...y al mismo nos dirigimos, para enganchar la pista que sube desde Demués (parte del PR-PNPE-8), y tomamos en ascenso hacia el Collado Camba. Arriba hacemos una parada para charlar un rato con una pastora de Merés, que está esperando a que la vengan a buscar para bajar a su pueblo, que son fiestas, y con la que salen temas trending topic de la zona: el arreglo de la carretera de La Robellada ahora que viene la vuelta, o los últimos accidentes de montaña (especialmente el del portugués).
Con la duda de cómo será este invierno, y si no podrán bajar el queso como el anterior, nos despedimos y tiramos hacia el Cantón de Texeu, donde la pista muere, y continua una cambera, casi calzada a tramos...
...donde nos engancha por la derecha el GR-202, y bajamos hacia la Vega Las Mantegas.
Al salir de las mismas, nos encontramos con el poste señalizador, que nos indica que el PR gira a la derecha para Belbín, y que el GR lo hace a la izquierda hacia Culiembro, y esa dirección tomamos...
...pero a los pocos metros pasamos del GR igualmente, y nos bajamos hacia la izquierda, hacia el cauce de la riega que hay a esa mano.
Cruzada la misma, y rebasada una señal de que no va el GR por esa mano, pasamos a un rocoso sendero, que parece embocarnos hacia la majada de Parres, al fondo...
...pero pronto gira a la izquierda para dejarnos en las cabañas de Brañarredonda.
Salimos de la majada dejando las cabañas a la izquierda, con peña Ruana al frente...
...y al llegar a la siguiente loma herbosa, girar a la drecha para entrar en Vega Espines. Toca ahora avanzar hacia los siguientes cabañales, los de Campliengo, cosa que haremos, tomando por la vaguada herbosa que tenemos al frente a la derecha...
...a la que accedemos tras superar una zona con afloramiento de agua y un pequeño bebedero.
Tras ganar altura y rebasar la vaguada, llegamos al Collado de la Muda, y seguimos la huella del camino que nos llevaría de frente hasta Campliengo Viejo...
...pero mientras avanzamos, se sigue bien otra rama de sendero a la derecha, que seguimos...
...y por donde ganamos altura para acceder a la majada de Campliengo la Cueva. Si superáramos la majada a la izquierda, llegaríamos al Collado Campliengo y accederíamos a la Vega Maor, enlazando de nuevo el GR-202.
Pero nuestra intención es continuar a Campliengo Viejo, así que seguimos el no muy cómodo cordalillo por la izquierda de Campliengo la Cueva (viendo la cueva abajo a la izquierda)...
...hasta encontrar el descenso al cabañal buscado.
Disfrutada la vista de las cabañas, es momento de volver la mirada a la izquierda, a Peña Ruana, y ver los collados que hay a su derecha, porque hacia allí nos toca dirigirnos...
...ganando altura por la ladera nos dirigimos hacia los citados pasos, sin olvidar echar un ojo detrás, ya que por un momento se asoman a saludar los picos del Macizo Central a nuestra espalda.
Al llegar arriba, las cabañas de la Veyuga nos dan la bienvenida...
...especialmente la primera de ellas, que tiene características casi pasiegas, con entradas a dos alturas, patín, y muchos elementos extraños al resto.
Vista la niebla que se está metiendo, subir a Peña Ruana es perder el tiempo, así que salimos de la majada manteniendo la dirección, y hacia la derecha...
...y salimos a unas laderas herbosas, donde encontraremos un tosco bebedero hechos con bloques de cemento. Si seguimos de frente en ascenso, llegaríamos al Jascal, y podríamos seguir hacia Lleroso.
Pero en esa zona anda igualmente instalada la niebla, así que bajo la atenta vigilancia de los rebecos, nos hacemos a la izquierda para ir bajando por la ladera, al inicio de una pequeña riega que viene de los desagües de La Veyuga...
...y que trasponemos a la altura de un bebedero, dejando que el agua siga su curso a la majada que vemos abajo a la derecha (llamada Brañarredonda, al igual que la rebasada antes de Espines), para coger un sendero que parece mantener la altura por la ladera.
El sendero sigue avanzando, ahora ganando algo de altura por el macizo de Ruana, hasta que llegamos al punto más alto del camino...
...dejándonos enfrente del Cueto de las Colladas, donde (antes de que se meta la niebla) intuimos una vega a su izquierda, a la que bajamos.
Llegados a la citada vega, sólo tenemos que ir saliendo hacia la derecha de la misma...
...para encontrar una ladera, donde vemos abajo una vega y se intuye una majada al fondo a la derecha, a la que vamos a ir bajando con cuidado, por un algo sútil y resbaladizo sendero.
Y de esta manera llegamos a la majada en cuestión, que es la de Redondiella...
...y salimos de la misma, descendiendo tras rebasar una cabaña con corral al lado de dos árboles.
Allí encontraremos un sendero en bajada, que se une con los que vienen de la derecha (de las majadas de La Paxara y Brañarredonda -a la que no habíamos bajado-)...
...que se juntan tras una zona con algún que otro hoyo, y que nos dejan en una ladera por donde vemos que continúa de frente la huella del sendero.
Éste continúa algo tenue, y habrá que prestar atención, porque hay mucha caliza donde joder el tobillo entre los arbustos...
...hasta salir a una pequeña vaguadina que nos pilla por la derecha, a partir del cual el camino se define como calzadilla y se sigue perfectamente.
Siguiendo la calzadilla, que pierde altura con abundante zigzagueo, descendemos hacia la cabaña que vemos debajo nuestro, la de Coterón, adonde llegamos tras dejar a mano derecha una cuevilla.
Al rebasar la cabaña, salimos a un rellano herboso, donde nos hacemos a la derecha para bajar, intuyendo la huella del sendero entre los helechos (cuidado porque es fácil embalarse y acabar rodando por la pendiente)...
...y saguir bajando con amplios zizags hacia esa montura con bosque a las faldas de la mole maciza de Cueto Pando.
Al llegar a Pando (donde no llegamos a ver su cabaña), nos hacemos a la izquierda para seguir un clarísimo sendero, con las cabañas de Tamañán frente a nosotros...
...y acabar andando pegados a la pequeña riega que circula por el fondo.
Cruzamos la riega y tras un breve trozo de sendero...
...cruzamos un puentecillo sobre la riega, y a escasos metros, nos damos contra el Puente Pompedro, que cruzamos al inicio de la ruta.
Ya sólo nos queda volver por nuestros pasos, rebasando los bebederos...
...y hacer entrada a La Molina, para volver al punto de origen y cerrar la ruta (no sin antes encontrar a un simpático señor, que fue pastor hasta que cumplió los 19 y se colocó de camionero, y que nos provee de toponimia e historias de las majadas recorridas).
Adjunto un archivo gpx grabado con un Garming Oregon 550. Un saludo!