Distancia: 16 Km
Tiempo: 5h
En las dehesas y montes de Huerta de Arriba y Monterrubio de la Demanda se encuentran los bosques mejor conservados de toda la sierra burgalesa. Junto a los pinos, acebos y hayas, crecen los ejemplares más grandes de roble rebollo de toda la península Ibérica. En el pasado esta región tuvo mucha importancia por sus pastizales de alta montaña. A ellos acudían durante el verano, los rebaños trashumantes de La Mesta. Aunque muy deteriorados, aún son visibles algunos tramos de las antiguas "Cañadas de las Merinas", vías pecuarias por las que se realizaba el trasiego estacional de las ovejas.
Aún se pueden ver, en las calles de Huerta de Arriba, los restos del esplendor ganadero que tenía este pueblo hace unos siglos. Junto a las típicas casas serranas -construidas en piedra y con una clásica chimenea encestada-, se encuentran las casas de un mayor programa, que corresponden a los ganaderos más acomodados. Muchas de estas casonas están adornadas con los escudos de las familias que fueron miembros del Honrado Concejo de la Mesta. Las gentes de esta parte de la sierra burgalesa. se dedicaron durante siglos a la trashumancia del ganado merino. Es sus altas y lluviosas montañas crecen unos frescos prados -llamados agostaderos-. donde se traían a pastar las ovejas durante el verano. Con el otoño y utilizando para ello tas cañadas, los cordeles y tas veredas, los pastores de estas tierras, dejando atrás casas y familias partían con sus ovejas hacia los pastos de invierno de Extremadura.
Hay que salir de Huerta por la carretera que se dirige hacia Barbadillo de Pez. A unos doscientos metros nos desviamos por el primer camino, que parte a la derecha, en dirección a un pequeño cobertizo. Tras atravesar una cancela metálica, nos introducimos en pleno bosque de la dehesa de Huerta. Aunque la sierra de La Demanda está incluida en la región biogeográfica mediterránea, sus peculiares condiciones de altitud y orientación la convierten en un auténtico islote de vegetación caducifolia atlántica.
Así, al aumentar la altura va disminuyendo la temperatura media, al tiempo que se incrementan las precipitaciones. Ello se traduce en un cambio de vegetación. que es análogo al que se observa al subir en latitud. Sí a todo esto añadimos los suelos ácidos, originados por las rocas del Triásico y Jurásico que dominan en la zona y una orientación favorable a la lluvias -más de 1. 100 litros por metro cuadrado-, tenemos las claves de estos magníficos bosques.
Se sigue ahora por una senda muy transitada por el ganado vacuno, que asciende lentamente por la ladera. A nuestro paso encontramos un bosque mixto de hayas., rebollo (Quercus pyrenaica), acebos y algún ejemplar de pino albar. Tras remontar el curso de un pequeño arroyo. hay que pasar al lado de un abrevadero. Continuamos por las redas, que siempre hacia la derecha, llevan hasta el llamado camino de La Demanda. Localizamos éste a la altura de un espeso acebedo y lo seguimos hacia la izquierda. A unos doscientos metros y justo en el límite con La Rioja, se ve un camino que parte también a mano izquierda y que discurre por la cumbre o cuerda que divide los términos de Huerta y Monterrubio.
En nuestra marcha por el bosque, es fácil dar con un ejemplar de roble con más de seis metros de diámetro, que sirve como mojonera a tres pueblos. Tras pasar por la laguna de la Cantera y siguiendo siempre una alambrada metálica que sirve como referencia se llega al camino que comunica los dos pueblos citados.
En estos bosques se refugian una gran cantidad de aves y mamíferos. Entre las primeras: reyezuelos, pinzones, carboneros, picopicapinos, cucos, lechuzas y ratoneros. Los mamíferos además del raro desmán de los Pirineos, están representados por lobos. jabalíes, corzos. gato montés, tejones, martas y comadrejas.
Después de atravesar el camino principal y siempre paralelos a la alambrada hay que seguir en dirección a Bezares. Al pasar un gran roble y a la altura del tendido telegráfico, vemos a nuestra derecha los restos de la antigua "Cañada de las Merinas".
Descendemos por ella hacia el fondo del valle y aunque en muchos tramos ha desaparecido con un poco de atención podremos seguirla unos kilómetros. Estas cañadas reguladas por la Mesta, desde tiempos de Alfonso X. tenían una anchura reglamentaria-de 20 a 70 metros-, que nadie podía invadir.
Tras cruzar un pequeño arroyo, caminamos por unos extensos pastizales y seguimos como referencia la linde del bosque, lugar por donde también discurre la antigua cañada. Este camino medieval se solapa con la vía romana que comunicaba Clunia con Tritium Magallum.
A la altura de Monterrubio. nos cruzamos con el camino forestal, que lleva desde este pueblo a Huerta de Arriba. Ya sólo nos queda tomarlo hacia la derecha y sin desviarse en ningún momento, atravesar otra vez los bosques y dehesas de estos pueblos. Sin ningún problema muy pronto regresaremos de nuevo a Huerta.